hunter thompson: el libro oculto del gonzo mas celebre de las letras
Hunter Thompson es uno de los periodistas más célebres del siglo XX: su talento para conjugar en palabras los actos más audaces (en general combinados con grandes ingestas de sustancias tóxicas y armas de fuego de alto calibre y gatillo sensible), lo volvieron un exponente emblemático de esa forma de periodismo gonzo que se arrojó a perforar la realidad en los años ’60. Algunos lo recordarán por Días de ron, otros por Los ángeles del infierno y la mayoría por Miedo y asco en Las Vegas. Pero a principios de los ’90, Thompson editó apenas 326 ejemplares de un libro minúsculo que resumía su credo y su práctica: tres relatos sobre la experiencia con las drogas, las ilusiones perdidas y un amor bestial entre un hombre y un gato que el mismo Thompson utilizaba como parámetro de cuánto podía un lector aguantarlo. Finalmente, Mescalito se edita en la Argentina. Pruébelo. Aguántelo.
Por Juan Forn
En una de las últimas apariciones públicas de Hunter Thompson, firmando ejemplares de los tres tomos de su correspondencia en una librería de Chicago, uno de sus fanáticos se presentó con una bolsa llena de ajados ejemplares del Gonzo, esperando que éste les estampara la firma. Thompson miró con ojos vidriosos al fanático y a la larga fila que se había formado detrás y declaró que sólo firmaría los libros que se hubieran vendido esa tarde. El fanático guardó contrito todos sus ejemplares menos uno y rogó al Gonzo que al menos le firmara ése. Se trataba de un librito de menos de cincuenta páginas, sin cubierta, con el título Screwjack y un tosco grabado de un gato alzando la cola en su primera página. Thompson ofreció al fanático firmarle toda la bolsa a cambio de ese libro. El tipo dijo que de ninguna manera pensaba desprenderse de él. Thompson sacó entonces un arma, se produjo gran revuelo en la librería y todo terminó con el retiro apresurado de la estrella de la jornada, acompañado de su entorno y varios guardias de seguridad.
La primera edición de Screwjack (Mescalito en la traducción que acaba de publicar en castellano Emecé) se publicó en 1991 en una tirada fantasma de 326 ejemplares numerados, sin tapa y sin incluir siquiera el nombre de su autor en portada, realizada por el desconocido sello editorial Neville Books of Santa Barbara. Como el libro no figuraba ni en los registros del ISBN ni en los de la Biblioteca del Congreso, los fans de Thompson discutieron durante años si se trataba de un objeto de culto de existencia real (por el cual se ofrecían hasta 500 dólares en foros de Internet) o de una humorada más de su icono. El precio de aquellos ejemplares numerados llegó a las nubes en los meses posteriores al suicidio de su autor, hasta que Simon & Schuster reeditó el libro con bombos y platillos a fines del 2005, con la leyenda “el inédito póstumo de HT” bien visible en tapa y en la campaña promocional de lanzamiento.
Hunter Thompson a mediados de los ’70
El breve volumen tenía la misma extensión que en su edición original: 48 páginas, repartidas en tres textos y una introducción en la que el propio HT explica en una carta a su editor (“Querido Maurice”) en qué orden deben ir los textos y por qué. El texto inicial (“Mescalito”) es una típica pieza de gonzo journalism que los fanáticos de HT considerarán “seminal” porque relata en tiempo real el primer viaje de mescalina al que se sometió el Gonzo, en un hotel de Los Angeles en 1969. Alguna vez, HT se definió a sí mismo como un political junkie; este texto ilustra bien por qué. Todas las alucinaciones que le produce la mescalina son políticas: la fecha del relato es febrero del ’69, poco después de los asesinatos de Martin Luther King y Bobby Kennedy, en el momento justo en que Nixon ordenó la represión de estudiantes en Berkeley y la prensa dio a conocer la masacre contra civiles cometida por tropas norteamericanas en My Lai (Vietnam). HT juguetea con la idea de tirarse del piso once o comenzar a disparar contra los policías que ve abajo, mientras los aparatos de su habitación de hotel (TV, radio despertador, máquina de escribir, heladerita, alarma contra incendios) conspiran para obligarlo a hacer algo, hasta que Oscar Zeta Acosta, el abogado chicano e impenitente compañero de desventuras de HT, acude en su ayuda y lo despacha por avión a Denver.
Si “Mescalito” es un destilado avant-la-lettre de la locura psicotrópica que HT desarrollaría hasta la demencia en Miedo y asco en Las Vegas, el segundo y tercer texto (“Muerte de un poeta” y “Screwjack”) pertenecen a lo que el Gonzo consideraba sus “ficciones” y despiden ambos, con los honores que se merecen, a sus dos heterónimos más conocidos: el poeta FX Leach (que aparece por primera vez en Fear and Loathing in Elko y reaparece en Better Than Sex) y el legendario Raoul Duke (mencionado por primera vez en Los ángeles del infierno y protagonista excluyente de Miedo y asco en Las Vegas y otras aventuras narradas por HT).
En la manera de morir que ofrendó HT a sus heterónimos en estos dos relatos (difícil encontrar un relato que culmine con la muerte de su protagonista que sea tan delirantemente eufórico como estos dos) puede hallarse explicación a la avidez con que sus fanáticos se han desvivido a lo largo de los años por conseguir una copia del librito en cuestión. También puede verse en esta despedida a FX Leach y a Raoul Duke la manera en que pensaba irse de este mundo el propio HT. Como bien ha señalado Nathan Cain, una de las grandes ironías de la carrera de Thompson es que haya vivido lo suficiente para ver desdibujarse todos los finales espectaculares que imaginaba para sí mismo (tal como lo demuestra el prólogo al primer volumen de su correspondencia, The Proud Highway, donde habla de sí mismo en tercera persona, describiendo un descabellado accidente de motocicleta en el que supuestamente perdió la vida).
De hecho, muchos expertos en la obra de Thompson dicen que éste aceptó publicar su correspondencia en vida para que ésta contestara por sí misma todas las preguntas sobre “el verdadero Hunter Thompson” que a él tanto le fastidiaba enfrentar (entre ellas si escribió verdaderamente drogado Miedo y asco en Las Vegas, cosa que al parecer no fue así, como le confiesa en una carta al editor del libro, Jim Silberman, de Random House).
Lo cierto es que hay un magistral golpe de efecto al pasar de las alucinaciones de “Mescalito” a “Muerte de un poeta” y de ahí a “Screwjack”, tal como explica HT que es su cometido en la carta a su querido Maurice que abre el libro: “En cuanto al orden, creo que Mescalito debe ir primero, para que la tensión dramática & la anomalía cronológica vayan intensificándose como en el Bolero de Ravel, en un crescendo que arrastrará implacablemente al lector hacia las alturas & desde allí lo dejará caer al abismo. Ese es el efecto buscado, y si abrimos con Screwjack o Muerte de un poeta, el libro se nos disolverá en las manos”.
Otra de las discusiones en torno de este libro que se dan en los foros de Internet es la naturaleza de la relación sexual entre Raoul Duke y su gato en “Screwjack” (el título del relato es el nombre del felino). Hay quienes aseguran que HT habla incuestionablemente de penetración; hay quienes lo consideran una mera metáfora. Lo cierto es que todos los amigos de HT aseguran que él usaba ese relato como tester con las damas que iban a entrevistarlo a su rancho-fortaleza de Woody Creek (Colorado), para saber qué clase de “gonzo-tolerancia” tenían.
De hecho, eso es lo que habría sucedido en 1990, entre HT y una conocida actriz porno devenida productora llamada Gail Palmer-Slater, que asistió a una reunión en Woody Creek para comprarle al Gonzo los derechos cinematográficos de uno de sus libros (no especificó cuál al arreglar la cita). Durante los años ’70 y ’80, Palmer-Slater había formado una sociedad marital-conyugal de pingües ganancias con el mafioso Harry Mohney, poseedor de trescientos cincuenta cines porno en Los Angeles. Cuando sus bondades físicas comenzaron a declinar, Palmer-Slater convenció a Mohney para que le permitiera dirigir y producir sus propias películas (incluyendo algunas con el famoso John Holmes). Cuando Mohney se cansó de ella, Palmer-Slater hizo un arreglo con la policía para testificar contra él y enviarlo a la cárcel.
En 1990 se había casado con un dentista junto al cual asistió a una convención odontológica en Aspen, cuando tuvo la idea de ir a ver a Thompson para negociar con él su retorno al cine. Al día siguiente del encuentro, Palmer-Slater presentó una denuncia por acoso sexual contra HT en los tribunales de Aspen (la misma ciudad en la que Thompson se presentó como candidato a alcalde en los años ’70, con su propio partido, el Freak Power Party, y los republicanos y demócratas de la ciudad debieron unirse en lista única para vencerlo, en unas elecciones famosamente reñidas). La comunidad de Aspen se la tenía jurada al Gonzo desde entonces. Apenas fue radicada la denuncia (la Palmer-Slater acusaba a HT de haberle pellizcado “fuertemente” un pezón) y sin que viniera muy a cuento, la policía local realizó una redada que duró once horas en el rancho de Woody Creek.
Según las actas del juicio posterior, se encontraron un gramo de cocaína, dos onzas de marihuana, treinta y nueve tabletas de LSD y una caja de cartuchos de dinamita. Así se inició un famoso proceso que duró más de dos años, durante el cual HT despidió a sus abogados y asumió su propia defensa. Luego de que se demostrara que las drogas y la dinamita halladas en el rancho tenían por lo menos una década de antigüedad (en la pericia, de resultados hilarantes, se determinaron los escasos efectos residuales que conservaban las sustancias tóxicas halladas), HT declaró en el estrado: “Vivo en Woody Creek hace veinticuatro años y puedo afirmar que gran parte de los freaks de este país (no todos, a Dios gracias) han pasado por esa casa. No veo por qué debe ser mi responsabilidad lo que hayan dejado olvidado en ella”.
Aun así, los propios abogados despedidos por Thompson daban por perdido el juicio hasta que la testigo principal de Palmer-Slater se puso a coquetear abiertamente con el acusado desde el estrado donde estaba declarando. Harto de tanta payasada y cobertura mediática, el juez archivó la causa y declaró inocente de todos los cargos a HT.
La Palmer-Slater nunca logró retornar al mundo del cine y se desconoce su paradero actual. En cuanto a los derechos cinematográficos de “Screwjack”, los fanáticos del Gonzo aseguran que se cremaron junto con el cuerpo de su autor y que fueron disparados al cosmos en una cápsula espacial (con la forma de un puño que apretaba un hongo de peyote) al son de la canción Mr. Tambourine Man de Dylan, durante las exequias de HT en su rancho de Woody Creek, financiadas según su viuda por Johnny Depp y Bill Murray, los dos únicos actores capaces de interpretar al Gonzo en el cine.
MescalitoHunter ThompsonEmecéTraducción: Juan Forn70 págs.
miércoles, 18 de julio de 2007
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