miércoles, 1 de agosto de 2007

bolivia, país de aptitudes democráticas

Por Victor H. Romero

A partir de las serias crisis políticas y sociales por las que ha atravesado el país, se ha generado un desesperado intento, en todas las esferas posibles, para fortalecer la actitud democrática en ese país, en los hechos lo único que se logró es desgastar mucho más el discurso democrático, que ahora, no parece tener asidero alguno, si es que lo tuvo en algún momento.

Con sólo ver los informativos, leer los periódicos uno puede darse cuenta de esta cruda realidad, la falta de aptitud democrática en nuestras vidas, incluyendo las personales; de ahí que no es exagerado afirmar que estamos más lejos que nunca de lograr una existencia que logre asumir a los valores democráticos en su verdadera magnitud.

En el plano político, resulta que democrático es considerar a la minoría, como si esta no tuviera derecho a voz y voto, finalmente tendrá que urdir una serie de estrategias, que no linden en el chantaje más infantil; para conseguir sus objetivos de orden político, sólo así se podrá ejercer una actitud pro-positiva y no así una que apueste casi siempre al desastre. La mayoría; pasa a ser un eufenismo más, que también se degrada porque a titulo de “masivo” y electoral respaldo se cree en condiciones de imponer cualquier tipo de decisión política que atañe a todos los bolivianos, cuando en el camino, se encuentra la lucha para lograr la concertación, que tanta falta nos hace.

Hace poco leía las declaraciones del alcalde orureño ante el pedido del cierre de su zoológico municipal, convocaba nada menos a la población orureña a la resistencia civil, muy a pesar de las muchas pruebas que existen sobre el maltrato a los animales. Fuera de toda lógica queda su pedido, porque ni siquiera cuenta con una proporción real en comparación a la verdadera magnitud del hecho. Simplemente se le pidió que mejore radicalmente la vida de esos animales y que deje de ser su zoológico un campo de concentración andino. La reacción de este alcalde es un temible reflejo de la visión con la que cuentan las autoridades y la lucha por sentar territorialidad política por muy poca razón que se tenga, si así reacciona un alcalde, no es extraña entonces que sus periodos de gobernabilidad municipal sean breves y dependan del péndulo de la censura constructiva. Muchos de ellos tuvieron que irse de su cargo, sin pena ni gloria, con pruebas en su contra o no.

Las acciones políticas van de la mano también de otros hechos, resulta que organizar a la población civil, manipularla políticamente; y lograr que esta se transforme en una masa amorfa que defiende a capa y espada posiciones políticas trasnochadas de los intereses de turno; es nomás democrático. Una red nacional publicaba un anuncio en un diario, haciéndole saber al lector su presencia, entiéndase por cobertura; en todos los cabildos que se han realizado en el país en los últimos meses. La red se jactaba de haber cubierto, transmitido, el cabildo de Santa Cruz, Cochabamba, Sucre, La Paz… etc., cuando en los hechos reflejaba la construcción de un país en base a republiquetas ideológicas, que por supuesto muy pocos medios plantearon lo crítico de la situación, al contrario optaron por jactarse de estar presentes en las desgracias más significativas por las que atraviesa el país.

Semanas atrás se promocionó en La Paz, la elección de la Chola Paceña, gran despliegue para tan significativo acto, la ganadora tuvo poco tiempo para reinar, porque en segundos se organizó una protesta en la que se demandaba una chola original. Más allá de sus razones, existen mecanismos para garantizar la elección en base a patrones de transparencia reales y también acciones de orden legal para impugnar dicha elección, el problema es que nadie quiere asumirlas como se debe. Suficiente es entonces es una simple demanda para montar una protesta, mucho más si esta tiene un respaldo masivo, sea coherente o no con la realidad nacional e incluso proporcional. De lo que se trata es llamar la atención lo más pronto posible, para garantizar una atención, sortear los pasos que por ley se demanda y obtener con facilidad una solución a sus, hasta ese momento; irrealizables exigencias. Parece ser que en este país todo es posible.

Un elemento también que llama la atención es el fácil abuso de la terminología democrática, especialmente en orden mediático, todos creemos ser demócratas, en los hechos simplemente caemos en el discurso fácil de justificar una postura sin ejercerla como se debe, de lo contrario imperaría el derecho a la réplica, porque es así como se debe trabajar en el oficio periodístico. La televisión se ha convertido entonces en el refugio para los sumos pontífices de la democracia, cuando en los sets, lo único que se hace es promover el enfrentamiento y exasperar mucho más las posiciones encontradas, transmitiendo una realidad que afirma sin anestesia alguna que el país se halla a punto de caer en el barranco.

Es necesario preguntarse qué se hace para insertarle a este país una dosis real de cultura democrática, cuando lo único que deseamos es protestar, bloquear y enfrentarse al primero que vaya en contra de nuestros intereses cualquier sea el nivel de las demandas, la respuesta es sencilla nada. Triste más aún cuando no se proyectan desde las esferas gubernamentales, ni legislativas propuestas trascendentales que nos ayuden a vivir mejor entre los bolivianos. Se llevan adelante campañas ingenuas, como lo es el caso de Cochabamba; en la que se promueven jornadas de besos y abrazos, incluso a nivel religioso de oración y pedidos de unidad, que más allá de la cobertura mediática no trascienden en la sociedad.

Un ejemplo reciente lo plantean los futbolistas del país, que de ser empleados privados, surgen de la noche a la mañana con una lista de demandas anunciando un posible paro futbolístico, si tiene razón o no esta deberá tratarse en los niveles correspondientes y no así al mejor estilos de masas, sólo les falta bloquear los estadios y ser gasificados por la policía, de ser así lo más probable es que radicalicen sus acciones, demanden al Estado la curación de los heridas y la lucha contra la democracia se prolongue hasta las últimas consecuencias, porque culpables los hay en todos lados.

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